Fábulas del siglo XXI y más allá

sábado, 16 de junio de 2012

EL DISCURSO

En lugar de ha-bla-blar mucho tiempo, dijo: “No te rindas. No te rindas. No te rindas nunca jamás.” Y pasó a la historia como uno de los discursos más memorables. Moraleja: Aunque otros hablen largo. Habla corto. No te rindas.

viernes, 4 de diciembre de 2009

El Pulpo

Había una vez un pulpo que era totalmente normal en lo que se refiere al número de patas, o tentáculos que tenía, es decir: ocho (8).

En lo que se alejaba de lo normal ere que en su fantasía a veces se imaginaba que era un ser humano. Cuando estaba en esa se veía nadando por la superficie del mar, tomando sol en la playa o caminando por el malecón…pero.

Pero, se le enredaban los tentáculos, pues es sabido que los seres humanos, en general, son capaces de manejar:
• 10 dedos,
• 2 brazos
• 2 piernas
• 1 cabeza
• 2 nalgas
• etc

Pero 8 patas no…

Por eso, el pulpo se enredaba en su humanidad imaginaria y decidía dejarse de eso.

Regresaba a su pulpitud, se desenredaba y seguía su camino (es un decir) hasta una nueva sesión de imaginación.

El Pollito y el Gavilán

Había una vez un pollito que estaba muy tranquilo, aunque muy afanado, picoteando en el suelo del gallinero tratando de encontrar un gusanito que comerse.

En lo alto, volaba un gavilán que miraba con atención al pollito, con ganas de bajar a buscarlo para comérselo.

En eso pasa una vaca por encima del pollito y le defecó encima, con tanta materia fecal que lo tapó por completo.

El gavilán, por más que miraba con sus ojos de ave rapaz, no veía más al pollito…

En eso, el pollito, desesperado, tratando de salir de aquel maloliente inconveniente, sacó la cabecita y dijo: “Pio”.

El gavilán, que estaba muy pendiente, logró ver de nuevo al pollito, se lanzó en picada, agarró al pollito con sus garras, se alejó volando, y se lo comió. Aunque le supo muy mal…

Moralejas (que tiene muchas):

a. No todo el que echa mierda es tu enemigo.

b. No todo el que te saca de la mierda es tu amigo.

c. Cuando estés en la mierda no digas ni pío.

d. Los pollitos llenos de mierda saben muy mal, por más hambre que tengas.

e. Las vacas van por ahí sin fijarse en los pollitos.

f. Aunque estés ocupado buscando gusanitos en el suelo, no dejes de mirar el cielo.

El Alacrán y la Rana

Cuentan que un alacrán le pidió a una rana que lo ayudara a pasar el río.

Cuentan que la rana le dijo que no porque era un sujeto muy peligroso.

Cuentan que, después de mucho rogar (el alacrán), por fin aceptó (la rana).

Cuentan que, cuando iban en medio del río, el alacrán picó a la rana…

Cuentan que la rana le preguntó que por qué había hecho eso.

Cuentan que el alacrán, cuando se hundía con la rana moribunda, le dijo que esa era su naturaleza y no podía dejar de hacerlo.

Moraleja: Él es (era) así.

Aquiles y la Tortuga

Después de mucho hacerse rogar, Aquiles ("el de los pies ligeros") accedió a competir con la Tortuga en una carrera de cien metros planos.

Como era de esperar, Aquiles llegó a la meta antes que la Tortuga hubiera completado el primer metro de recorrido.

¡Fue una victoria aplastante de Aquiles por trescientos doce cuerpos de ventaja!

La crónica cuenta que un tipo extravagante llamado Zenón, originario de Eléa, insistió en apostar fuertemente a favor de la Tortuga.

Zenón, al parecer, nunca pudo recuperarse de la humillación.

Dicen que murió loco, maldiciendo una supuesta "paradoja del movimiento", y rezongando que nunca nadie lo comprendería.